Pensar, pensar, pensar…
Pensar, actualmente, está sobrevalorado. Pensar ya no sirve
para gran cosa. Quizá tenga dos o tres utilidades. Por ejemplo, como un
ejercicio previo a la pedantería, para urdir un maquiavélico plan de enredos
que terminen lucrando de alguna manera al perpetrador (por ejemplo, hacerle a
alguien la cama entraría en este contexto) o para amargarse.
Lo cierto es que está de moda. Cualquiera puede pensar y
jactarse de ello. Todo bicho viviente parece querer mostrarse al mundo y
reclamar atención alegando tener una idea, haber visto la luz o creyéndose
descubridor de un concepto del que nadie antes se había dado cuenta… a pesar de
ser lo suficientemente simple como para encontrarlo sin dificultades (estamos
demostrando que somos capaces de pensar en plan amateur, tampoco hay que abusar
y dárselas de intelectual, que ése es el siguiente paso, pero se da un poco más
adelante).
El caso es que a mí me gusta pensar, así que a tomar por el
culo. La mitad de las veces es por convencerme a mí mismo de que tengo algo
debajo de la mata de rizos (ahora), el cincuenta por ciento de la mitad
restante es por el ego y, el otro cincuenta por ciento, por dar que hablar. Pero,
aunque no salgan las cuentas muy exactas, hay otro diez por ciento más para
redondear (por arriba, como con los euros) que se refiere al altruismo. Seamos
un poco modestos, aunque honestos: me gusta haceros pensar. Pensadlo bien,
pues.
Vaya por delante que esto no es publicidad gratuita chunga o
tan modernamente denominada spam de ese de masajes, chorros de agua y
relajación (¿o eso se llama de otra manera?), sino que lo adornaba todo un poco
para decir que desde hace nada también escribo gilipolleces en el Twitter ese
del pájaro de marras (los famosos Angry Twitters del gomeru. Para los de la
ESO: el tirachinas), respondiendo a @FrayTuko para ser muy, muy original. Es
como los nombres de las tías con las que te lías: siempre intentas que se
llamen igual para no confundirte y, si no, las llamas por diminutivos cariñosos
o cosas así. Ellas hacen como que no se dan cuenta y, así, la rueda gira y
gira.
@FrayTuko, el del pelo hirsuto |
Imagino que, después de seis meses, tocaría ya algo de
Ramón, pero aún no. La inspiración viene y va, como las arcadas los domingos
por la mañana. Así que, de momento, tendrá que valer con cuatro tonterías de
vez en cuando, sea el medio que sea. Por cierto, ahora que lo pienso y, sin que
venga a cuento, desde la última vez que escribí, hemos entrado en crisis. En
serio, parece ser que antes no la había, que todo esto ha salido de la nada, de
un día para otro. Y, como esto es EspartaÑa, aquí nos tiramos los trastos a la
cabeza los unos a los otros para desviar la atención, cuando en realidad,
resulta que lo que hacen es tapar a los verdaderos culpables (casualmente está
en crisis toda Europa y parte del extranjero, pero aquí somos más de mirarnos
la pelusilla del ombilguete). Pero bueno, no me pongo a hablar de estas
bobadas, que me enciendo como la Antorcha Humana ® y no he traído más gayumbos
para cuando recupere mi estado... ¿normal?
Bueno, bueno… pues no sé qué más pensar. Así que pienso que
es mejor dejarlo estar por hoy y no tentar a la suerte. Lamento cortar de
repente, pero odio las canciones que se van diluyendo y alargando innecesariamente.
Es mentira (o no), pero así terminaba ya, que luego me dan las tantas y al día
siguiente me despierta Clavijo.